jueves, 16 de junio de 2011

Tanto de tantos

Y es que, la dirección que toma uno es tan impredecible que hasta nos sorprende.
Son como las 28.000 puñaladas de Marea: uno siempre quiere más y eso, en cierto modo, cabrea.
Como cuando se desvanece la ilusión al mirar el fallo del euromillón.
Y es que, parece que empiezo a echar barriga y mañana en ayunas, piquete.
Esa es la vida del rutinas del trabajo y del gusto de mis manos.
Tengo alicientes por momentos pero demasiada venta en proceso como para recordarlos,
antaño, quizás...

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